De vez en cuando, al escuchar algún coro cantado en las iglesias, o alguna de las canciones Cristianas del momento que logran la pronta aceptación de muchos entre el pueblo Cristiano, quedo sorprendido por las claras contradicciones que muy a menudo y fácilmente noto entre algunas de sus declaraciones, y lo que me enseña la palabra de Dios. Desde luego, todo Cristiano entendido, conocedor de la palabra de Dios, discernidor de los paradigmas que caracterizan esta sociedad post-moderna, y consciente de la influencia que estos paradigmas ejercen en la mentalidad de muchos creyentes de hoy, sabe que la música Cristiana de nuestro tiempo no es la fuente mas confiable para encontrar sana teología. Claro está, esto no nos impide hacer análisis, o tener una conversación sobre la distancia que a veces hay entre lo que cantamos, y lo que nos dice Dios en su palabra.
Nuestra meta no es ser alarmistas, ya que en los tiempos en que vivimos pocas son las cosas que nos alarman, pero sí nos interesa el pensamiento, y el compartir con Cristianos nobles como aquellos de Berea (Hch. 17:11), observaciones que nos enriquezcan, y nos ayuden a vivir conscientes de la realidad que nos rodea. Tampoco buscamos atacar a ninguna persona en particular, sino que le deseamos a todos nuestros hermanos las ricas bendiciones de Dios. Algo sí buscamos, “juzgar todas las cosas” (1 Co. 2:15), si es que somos espirituales, para siempre tratar de retener lo bueno.
Hemos planteado una pregunta que considero importante, ya que en estos días muchos creyentes están cantando que deben “arrebatarle” al diablo una serie de cosas, incluyendo (entre otras) “los tesoros de los cielos.” La implicación central de esta declaración no es en sí el “arrebato,” sino que Satanás tiene en su poder los tesoros de los cielos, y por lo tanto los Cristianos ahora tienen que quitárselos.
Si el diablo tiene posesión de los recursos celestiales, ¿cómo los obtuvo? ¿Será que entró al cielo y se los robó? Y si esto hizo, ¿dónde exactamente los tiene guardados? ¿cómo permitió Dios que el diablo le robara, si Cristo dijo que en los cielos los ladrones “no minan ni hurtan” (Mt. 6:20)?
Jesús dijo que en la tierra los ladrones “minan y hurtan,” pero en el cielo no (Mt. 6:19-21). Esto dijo dando a entender que el único lugar seguro para acumular tesoros es el cielo. Un análisis cuidadoso nos lleva a concluir que estos tesoros celestiales son las recompensas que Dios tiene guardadas para sus hijos fieles por su servicio a Él en la tierra. Es decir que la palabra “tesoros” es en sí una metáfora, usando algo terrenal para darnos una idea de lo celestial. Si los tesoros son nuestra recompensa, entonces, ¿se robó el diablo nuestra recompensa? ¿Cómo puede suceder esto? Otro detalle importante que muchos creyentes parecen estar olvidando, es que los tesoros celestiales están guardados en los cielos en nuestra espera, es decir, no son accesibles para nosotros mientras estamos en la tierra.
¿Como podemos “arrebatar” o recuperar algo que no podemos acceder en esta vida, y que no hemos recibido todavía? Job es el ejemplo clásico de pérdida terrenal, aunque nunca perdió su tesoro celestial. Él nos enseña que aun cuando perdemos cosas terrenales, no nos vamos detrás de Satanás para recuperarlas, sino que acudimos a Dios, quién es nuestro defensor y escudo. Muchos han criticado a Job prensando que su teología era atrasada, ya que ignoró el papel que Satanás jugó en su momento de pérdida.
Personalmente, he llegado a preguntarme si lo contrario era cierto, pensando que Job simplemente comprendía lo que dijo Martín Lutero, que “aun el diablo es el diablo de Dios.” Esto significaría que Job no erraba al hacer su declaración más famosa, “Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito.” (Job. 1:21). ¿Podrá Satanás hacer algo fuera de la permisión divina? Queridos hermanos, Jehová reina. Satanás no está suelto, sino que está estrictamente supervisado. Job a mi parecer hizo lo correcto, no se distrajo con lo que hizo el mensajero, y quiso llevar su caso directamente al que siempre estuvo en control, Dios (Job. 23:3-5). ¿Hemos perdido algo? Acudamos a nuestro Dios. Jesús dijo: “el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mt. 7:8). Esto indica que busquemos a Dios, el que tiene el poder para bendecirnos, y no que perdamos el tiempo haciendo declaraciones antojadizas que al fin y al cabo no tenemos autoridad para hacer, a menos que sean impulsadas por el Espíritu. No importa si nos ofrecen un escape de nuestra impotencia, o si nos sumergen en una ilusión momentánea haciéndonos sentir en control, estas declaraciones son solo una distracción. Al final de su historia, la Biblia dice: “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.” (Job. 42:10). Dios es el que nos restaura, y el que nos bendice. Satanás no le devolvió a Job lo que le había “robado,” porque muy bien dice la escritura que “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.” (Stg. 1:17).
Que si el diablo me enferma, Cristo sana; si el diablo roba, Cristo bendice; si el diablo empuja, Cristo ayuda; que si con los hijos de Dios “nadie se mete,” preguntémosle a los mártires. Si nuestras familias no obedecen a la fe, demos testimonio y oremos, la fórmula no ha cambiado. Podríamos comentar sobre otros aspectos, pero por el momento es suficiente, y termino diciendo que del banco del diablo, yo no quiero ni aun los intereses.
Tomado de: www.contralaaspostasia.com
Hecho por: Pastor Pedro García
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